martes, 18 de noviembre de 2008

Parasha Aie Sara - חַיֵּי שָׂרָה – El servidor desconocido

Sara muere. Abraham decide encontrar una esposa para Isaac, y encomienda a su servidor más antiguo, aquel que le administraba los bienes, que vaya a la tierra de su familia de origen y encuentre la mujer adecuada. Así lo hace, conoce a Rebeca, detecta inmediatamente que es ella la elegida por D’s y sus cualidades excepcionales, y convence a su familia de casarla con Isaac. Rebeca parte inmediatamente con él, y ella se convierte en la mujer de Isaac el mismo día en que se conocen.
Algo me perturba de este relato: la parashá habla de un עֶבֶד (servidor), הָאִישׁ (este hombre), עֶבֶד אַבְרָהָם (servidor de Abraham). Se trata de alguien de una persona de una gran fidelidad hacia Abraham y, por lo que leemos en el relato, dotado de una gran inteligencia, experiencia y sensibilidad. Además, el servidor cree en el D’s de Abraham y reza para que lo ayude en su misión fundamental. Este hombre tiene un éxito indudable, como lo prueba el amor súbito, fulgurante entre Rebeca e Isaac y, visto en retrospectiva, él jugó un papel fundamental en la continuidad del pueblo judío: sin el matrimonio entre Rebeca e Isaac, yo no estaría escribiendo estos comentarios, no hubiese existido el pueblo judío, ni el cristianismo, ni el Islam, y la historia universal hubiese sido diferente.
Lo que me molesta entonces de este hombre, es no conocer su nombre. ¿Cómo rendirle homenaje adecuado? ¿Si quisiéramos nombrar una calle en su honor, la llamaríamos “Camino del servidor de Abraham”? No sabemos qué significaba su nombre, ni su origen, si tuvo o no hijos, cuando murió.
Supongo que Abraham debe hacer tratado muy bien a este hombre sin nombre como para merecer tanta lealtad. Del texto, de sus palabras, sabemos que cumplió estupendamente con la misión difícil que le encomendaron, no sólo por el orgullo de hacer bien su trabajo, sino por fe en el D's de Abraham, implorando su guía para no equivocarse. Un no judío desconocido al cual tanto le debemos.
No es el único. La historia de Israel está plagada de sufrimiento, lágrimas, cicatrices, exilio, exterminio, en manos de no judíos que utilizaron todas sus energías para borrarnos, a nosotros y a nuestro modo de entender la misión del hombre, de la faz de la tierra; a pesar de ellos, todavía estamos aquí. La historia de Israel está repleta, también, de alegrías, retornos, agradecimientos, protección, de gentiles que lucharon con todas sus energías para que continuemos con vida sobre la faz de la tierra, nosotros y nuestro modo de entender la misión del hombre. El servidor de Abraham es un justo desconocido ¡cómo no lamentar ignorar su nombre!
Sin tantos enemigos acérrimos hoy seríamos muchos más; sin tantos amigos fanáticos hoy no existiríamos, ni existiría el Estado de Israel, promovido por los sionistas judíos pero también por los no judíos que creyeron - premonitoriamente - que, sin un pedazo de tierra propio, los judíos estaríamos en grave peligro.
Nuestra más profunda lealtad y amistad con los no judíos no solo es una aplicación concreta de nuestros valores, del amor al prójimo como a uno mismo de Hillel; es también lo que asegura el futuro de nuestro minúsculo pueblo. Esta no es una frase obvia ni inútil: en una época donde retornan las amenazas a la existencia misma del Estado de Israel, hay una manera simple de terminar con ellas, que es utilizar todo el poderío militar existente para eliminarlas.
Eso destruiría miles de inocentes. Pero incluso si algunos piensan que no hay alternativa, que es una simple elección entre los miles de inocentes de los otros o son los miles de inocentes propios, una acción semejante destruiría nuestra amistad con los no judíos, y nuestro futuro estaría tan amenazado como con armas atómicas en manos de los tiranos de turno del vecindario.
Hoy nos encaminamos a un mundo donde la proliferación nuclear estará fuera de control: sucederá en cinco, diez o treinta años. El modo de evitar una catástrofe no es asumir, entre todas las naciones, el rol de destructor preventivo de cada loco del Medio Oriente que se acerque al arma nuclear, mientras los otros miran plácidamente, sino el ser parte de un sistema global de seguridad de largo plazo, bajo el cual todos sean responsables.
Hay un hombre que encontró a Rebeca reconociendo su generosidad infinita, no fue el último no judío en encargarse de que tengamos un futuro en la historia. No estamos solos frente a nuestros enemigos y no lo estaremos mientras seamos leales, amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos y tengamos y nos merezcamos amigos como los que tenemos.
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